viernes, 7 de enero de 2011

San Luis Gonzaga Nuestro Patrono



Queremos que conozcan a nuestro patrono y para contarles sobre él nos ayudaremos de una historieta que el Movimiento Eucaristico Juvenil tiene en su página .

Luis Gonzaga
 Nace el 9 de marzo de 1568 en la Lombardia. Hijo mayor de Ferrante, marqués de Chatillon  y  Marta Tana Santena
Desde pequeño tuvo inquietudes religiosas, pero su padre tenia para él otro destino: debía ser soldado.
Luis viajó por diferentes países para educarse bajo los servicios de la nobleza a la cual pertenecía, pero en sus tiempos libres aprovechaba para rezar y conversar con Dios durante horas y horas. 
Fue paje de honor del príncipe Diego, hijo del rey Felipe II.
Allí aprovechó para licenciarse en filosofía
 
Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios para 
llegar a ser santo: frecuente confesión y comunión, 
mucha devoción a la Madre de Dios y leer vidas de Santos.
 
Luis se ganó el enojo de su padre al saber éste 
que entraría en la orden de los jesuitas. Finalmente y         
por amor a su hijo acepta que Luis sea sacerdote


Luis partió hacia Roma y, el 25 de noviembre de 1585, ingresó al noviciado en la casa de la Compañía de Jesús, en Sant'Andrea. Acababa, de cumplir los dieciocho años. Al tomar posesión de su pequeña celda, exclamó espontáneamente: "Este es mi descanso para siempre; aquí habitaré, pues así lo he deseado" (Salmo cxxxi-14).
 
                      Sus maestros habían de vigilarlo estrechamente para impedir que se excediera en las mortificaciones.  Seis semanas después murió Don Fernante. Desde el momento en que su hijo Luis abandonó el hogar para ingresar en la Compañía de Jesús, había transformado completamente su manera de vivir.  
El sacrificio de Luis había sido un rayo de luz para el anciano     
Por consideración a su precaria salud, fue trasladado de Milán para que completase en Roma sus estudios teológicos. Sólo Dios sabe de qué artificios se valió para que le permitieran ocupar un cubículo estrecho y oscuro, debajo de la escalera y con una claraboya en el techo, sin otros muebles que un camastro, una silla y un estante para los libros.
         

En 1591, atacó con violencia a la población de 
Roma una epidemia de fiebre. Los jesuitas, por su cuenta, abrieron un hospital en 
el que todos los miembros de la orden, desde el padre general hasta los hermanos 
legos, prestaban servicios personales.
Luis iba de puerta en puerta con un zurrón, mendigando víveres para los enfermos.
Muy pronto, después de implorar ante sus superiores, logró cuidar de los moribundos. 
Luis se entregó de lleno,  limpiando las llagas, haciendo las camas, 
preparando a los enfermos para la confesión.
Luis contrajo la enfermedad.  Había encontrado un enfermo en la calle y, cargándolo sobre sus espaldas, lo llevó al hospital donde servia           
Contrariamente a todas las predicciones, se recuperó de aquella enfermedad, pero quedó afectado por una fiebre intermitente que, en tres meses, le redujo a un estado de gran debilidad.    
      Luis vio que su fin se acercaba y escribió a su madre: «Alegraos, Dios me llama después de tan breve lucha. No lloréis como muerto al que vivirá en la vida del mismo Dios. Pronto nos reuniremos para cantar las eternas misericordias.»           
Con los ojos clavados en el crucifijo y el nombre de Jesús en sus labios, expiró alrededor de la medianoche, entre el 20 y el 21 de junio de 1591, al llegar a la edad de veintitrés años y ocho meses.
                                                        

Los restos de San Luis Gonzaga se conservan actualmente bajo el altar de Lancellotti en la Iglesia de San Ignacio, en Roma.
Fue canonizado en 1726.
El Papa Benedicto XIII lo nombró protector de estudiantes jóvenes.
El Papa Pio XI lo proclamó patrono de la juventud cristiana y  Juan Pablo II de los enfermos con HIV,Sida.


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